Los múltiples cambios genéticos que
desembocan en la aparición del cáncer tardan años en acumularse. A lo largo de
este tiempo, el comportamiento biológico de las células premalignas cambia
suavemente de las propiedades de las células normales, a aquellas que son
típicas de las células cancerosas. El tejido pre maligno presenta un aspecto
característico bajo el microscopio. Entre estas características distintivas se
encuentran un aumento del número de células en división, cambios en el tamaño y
forma del núcleo celular, variaciones en el tamaño y forma de las propias
células, pérdida de aquellas características que hacen a la diferenciación y
especialización celular, y pérdida de la normal organización del tejido. La
displasia por ejemplo, es un tipo anormal de proliferación celular excesiva
caracterizada por la pérdida de la organización normal del tejido, y de la
estructura celular en células pre malignas. Estos cambios neoplásicos
tempranos, pueden ser distinguidos de la hisperplasia, que es un cambio
reversible en la división celular causado por un estímulo externo, tal como un
desbalance hormonal o una irritación crónica.
Los casos más severos de displasia
son referidos como carcinomas in situ, es decir refiere a un carcinoma que a
pesar de que ya está experimentando un crecimiento descontrolado, el grupo de
células neoplásicas aún permanece en su ubicación original y no ha invadido
otros tejidos. Sin embargo un carcinoma in situ puede desarrollar una forma
invasiva de malignidad, por lo que sí es posible suele ser removido
quirúrgicamente.
Evolución
clonal
Al igual que una población de
animales, una población de células cancerosas se encuentra sometida a una
presión seleccionadora que eventualmente causará la muerte de aquellas células
con características menos favorables para su supervivencia, este hecho sumado
al proceso de mutación accidental que acompaña a todo proceso de replicación de
material genético como generador de variedad; provoca que las células
cancerosas realmente evolucionen dentro de un organismo por medio de un mecanismo
que es en todo análogo al de selección natural. Este proceso indeseable es
llamado evolución somatica, y es debido a esto que el cáncer se torna más
maligno.
La mayor parte de los cambios en el
metabolismo que habilita a las células a crecer en un patrón desordenado
conducen también a la muerte celular. Sin embargo, una vez que el cáncer
comienza, las células transformadas entran en un proceso de selección natural,
en la cual aquellas pocas células que presentan cambios genéticos que aumentan
sus posibilidades de supervivencia o reproducción continúan replicándose, y muy
pronto se convierten en el tipo dominante en el tumor en crecimiento; mientras
que por otra parte las células con cambios genéticos menos favorables quedan
fuera de la competencia. Este es un proceso en todo similar a aquel por el cuál
algunos patógenos tales como el SAMR se tornan resistentes a los antibióticos
(o como el VIH obtiene resistencia a los antiretrovirales), y es la misma razón
por la cual insectos y alimañas se tornan resistentes a los pesticidas. Este
proceso de evolución somática es el motivo por el cual las recurrencias del
cáncer pueden mostrar resistencia a los agentes quimioterapéuticos, y hasta en
algunos casos, resistencia a la radioterapia.
Propiedades biológicas de las células cancerosas
En un artículo del año 2000 escrito
por Hanahan y Weingerg, las propiedades biológicas de los tumores malignos
fueron descritas como sigue
- Adquisición de autosuficiencia
en cuanto a señales de crecimiento, conduciendo a un crecimiento
descontrolado.
- Pérdida de sensibilidad a
factores reguladores de crecimiento, conduciendo también a un crecimiento
descontrolado.
- Pérdida de la capacidad de
entrar en apoptosis, pudiendo de esta forma crecer a pesar de daños en el
material genético y de señales anti crecimiento externas.
- Pérdida de la capacidad de
senescencia, conduciendo esto a un potencial replicativo sin límites
(literalmente a la inmortalidad)
- Adquisición de una capacidad
sostenida de angiogénesis, permitiéndole al tumor crecer más allá de las
limitaciones impuestas por la difusión pasiva de nutrientes.
- Adquisición de la capacidad de
invadir los tejidos vecinos, es decir la característica que define a un
carcinoma invasivo.
- Adquisición de la capacidad de producir metástasis en sitios distantes, una propiedad clásica de los tumores malignos (carcinomas y otros tipos de tumores).
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